lunes, 30 de abril de 2012

Nueva Zelanda Isla Sur


Emprendimos nuestro viaje de 360 km de Christchurch a Dunedin.  Al inicio manejar fue raro, más aún, no siendo un vehículo manuable, sino un camioncito bastante grande alias “La Batata”. Nos llevó unos minutos acostumbrarnos a ver todo del lado contrario. Paramos en un super de Christchurch para hacer un surtido, ese primer viaje fue complicado ya que dimos vueltas y vueltas para poder entrar. Observamos que para doblar a la derecha en una principal con semáforo, no siempre está la luz que habilita a doblar pero si está señalizado en el piso, por lo cual los autos se tiraban y doblaban a huevo. Así que viendo, aprendimos, y nos acostumbramos a esta nueva forma de manejar.

En el camino a Dunedin se fue haciendo la noche, así que paramos a dormir en Oamaru, a 100 km de Dunedin. Nos quedamos en un camping para Campers, llamados aquí Holiday Park o Camperground. Estos por lo general tienen un lugar para estacionar con un enchufe de corriente de luz, baños, duchas, cocina y un espacio común. En estos lugares cobran como 22 NZ$ por persona.

A la mañana siguiente me tocó manejar a mí los kilómetros que restaban para llegar a Dunedin. La verdad es que no me costó manejar del lado contrario. Al llegar a Dunedin, la segunda ciudad más grande de la isla sur, sólo recorrimos el centro con la Camper. La cuidad es muy muy linda, prolija como todo NZ.
Luego de Dunedin seguimos nuestro a viaje hacia Queenstown. A la hora del almuerzo paramos en Roxburgh donde preparé un arroz con tomate, cebolla y atún.  Estacionamos la Camper en una colina que tenía vista a un lago y una represa. En este lugar es donde empezamos a visualizar  montañas.
Siguiendo nuestro camino también paramos en Alexandra. Un lugar con mucho colorido y un reloj solar en una montaña.

En la tardecita llegamos a Queenstown y estacioné la Camper en la rambla, un lugar con una hermosa vista al lago. Ahí nos quedamos dos noches mientras nuestra pareja amiga se quedó en un hostel. Por suerte en frente a donde estacionamos, había un hostel donde pagando unos 5 dólares te dejaban bañarte. La cuidad fue la más linda de toda la Isla Sur, conocida como el lugar de deportes extremos. Vimos que esta cuidad es ideal para quedarse varios días, ya que es muy pintoresca. De noche todos los bolichitos estaban iluminados con fuego y decoración muy atractiva. Las calles todas de piedra, en subida y bajada, le daban un toque especial. Las personas que viven aquí, y en general en todas las que vimos en la Isla Sur, son rubias y de ojos claros.

A la mañana siguiente, siendo nuestro tercer día en NZ, nos levantamos bien temprano para ver el amanecer en Queenstown, donde el sol se asomaba atrás de las montañas. Las imágenes de nuestra retira no se pueden plasmar en fotos, pero es un lugar alucinante. Con las hojas otoñales cubriendo el piso como una alfombra, encontrabas todos los colores en un solo lugar. Rojos, bordos, amarillos y verdes de todo tipo hacían una cuidad de ensueño. Caminamos hasta llegar al centro que estaba a tres cuadras, abrimos la billetera y desembolsamos el viático de muchos días. Paraflights fue el primer paseo: nos sentábamos en el bote atados a un paracaídas y nos quedamos expedidos en el aire como 20 minutos. Estando en el cielo recorrimos y observamos gran parte de la costa, donde cómodamente sentados vimos todo Queenstown.


A continuación subimos una montaña en góndolas por el skyline, luego en sillitas y después bajamos parte de la misma en unos autitos donde jugamos carreras y les gané a todos, tanto en la pista fácil como en la difícil. 

En estos autitos, sólo se utiliza el freno, y no lo apreté mucho, me reventé contra todo pero gané! En la montaña se podía almorzar en un parador muy bonito pero nos fuimos corriendo para llegar al paseo del Señor de los Anillos, y nos comimos un combo en 5 minutos, una animalada.

El paseo del Señor de los Anillos no fue tan genial, quizás porque no somos fans, pero nos permitió ir a lugares donde la Camper no puede acceder por el estado de los caminos. Así conocimos Glenorchy, un lugar con las mejores vistas que vimos en NZ. Lo más gracioso de este pueblo fue su biblioteca, una casita dos por dos.
El tour nos fue llevando a distintos lugares donde se llevó a cabo la película, pero como esta tuvo escenas en toda NZ, sólo fuimos a los lugares que se filmaron en Queenstown y Glenorchy. Tuvimos un picnic en la mitad del bosque donde mataron a Boromir, un lugar muy silencioso y lleno de vegetación por todos lados. En esta instancia aprovechamos y charlamos con el guía que era muy macanudo y nos contó varias cosas de NZ. El tour fue hasta donde se terminaba la calle, lugar en que estaba una de las torres que tenían que destruir Frodo y Sam. En la noche fuimos a tomar una cerveza y a comer una pizza en un bolichito muy lindo.


Al otro día, a las 6 de la mañana ya estábamos en pie para recorrer la costa corriendo. El frío que hacía era increíble, pero con buzos, bufanda, guantes y gorros salimos a correr igual. Fuimos por un camino alrededor del río, donde el suelo estaba lleno de piñas bien chiquitas, hojas otoñales y piedritas grises. Creo que caminando o corriendo es una de las formas más linda de ver una cuidad, en particular corriendo vimos las mejores vistas del lago y sus montañas. Lo atractivo de correr por Queenstown no sólo era la vista que la cuidad te ofrecía sino que podías optar por distintas rutas, unas con más subidas y bajadas, y otras más planas, pero todas atractivas para quien le gusta moverse. En estos caminos había banquitos, todos puestos en lugares estratégicos y en los cuales te podías quedar horas apreciando la vista. Las casas que aparecían en estas zonas lejanas del centro eran hermosas, todas con techo a dos aguas y de madera. No llevamos la cámara pero las vistas de la cuidad corriendo fueron soñadas.

A las 11 de la mañana arrancamos camino a Milford Sound. Gastón al volante y 300 km por delante. Saliendo de Queenstown se lleva un espejo de otra Camper sin darse cuenta hasta que el tipo de la Camper se le paró en frente de nuestra Camper en la mitad de la calle y la quiso detener con su propio cuerpo, estaba loco! Gastón esquivó y nos fuimos cagando fuego.

Desde Queenstown y bordeando todo el oeste de la Isla Sur de NZ, los paisajes son de montañas y las rutas con curvas, subidas y bajadas permanentemente. Para llegar a nuestro próximo destino Milford Sound, sólo había una ruta de ida y vuelta. Bajando y subiendo montañas saladas con “La Batata” paramos en Te Anau a descansar un rato. 
Esta cuidad era muy tranquila con el lago más grande que pudimos ver. En la oficina de información al turista, la mujer que atendía dijo que no había más estaciones de servicio entre Te Anau y Milford Sound, así que cargamos el tanque para 300 km ida y vuelta. 




La ruta a Milford Sound fue la más complicada al estar ahí la cadena más montañosa, hasta pasamos por un túnel  que atravesaba una montaña. Antes de entrar al túnel tenías un semáforo que te habilitaba con luz verde a entrar. Dentro del túnel eran 5 minutos manejando donde gotitas de agua caían y un poco de sensación de que se podía venir la montaña sobre uno se sentía. Después de pasar este túnel hubo una bajada infernal donde el precipicio no faltaba a la cita. Esta bajada se transformó en una subida devastadora para la Camper a la vuelta, pero por suerte el motor no se fundió. Pasamos la noche en Milford Sound, donde no había nada salvo un camping en el cual dejamos la Motorhome. La vista que tenía este lugar era increíble.





No pudimos estar mucho afuera porque nos comían los mosquitos y también unas mosquitas que había por la vuelta, bastante molesto así estuviéramos con bastante off. En la noche nos cocinamos y conocimos al Zorro, un anciano con una linterna puesta en su cabeza, dando vueltas y vueltas dentro del lugar, personaje muy cómico de ver y de encontrarse a todo momento de la noche.


Nuestro 5to día en NZ comenzó amaneciendo en Milford Sound. Este lugar es conocido por los fiordos, que son montañas que rodean los lagos. Estas montañas son altas y con mucha vegetación, y si fuera invierno habría nieve sobre ellas. Hicimos un paseo en un barco, con desayuno incluido. El barco recorrió todo el río y nos permitió ver los fiordos de cerca.




También hubo alguna cascada que otra por el deshielo. Muy lindo paseo con hermosas vistas.










Nos fuimos de Milford Sound en la misma mañana camino a Wanaka con 450 km por delante. Llegamos en la tarde, pero ya era de noche. Dejamos la Camper en un estacionamiento sin darnos cuenta que había un cartel que no permitía estacionamiento de Motorhomes. Nos fuimos a comer algo a un bolichito muy lindo del centro, donde testemos la cerveza del lugar, pero no había mucho más para hacer. Nos quedamos durmiendo en la Camper y en la mañana   , a eso de las 6, me despierto y le cuento a Gastón que soñé que nos despertábamos y nos multaban con 5 dólares por haber dejado la Camper ahí con las cortinas cerradas lo cual aludía que estábamos durmiendo y también nos ponían una multa de 1 dólar por no haber recibido el chocolate caliente que estaban repartiendo. A los minutos cae un coche policial y empieza a sacar fotos a la Camper. Me visto rápidamente y salgo a hablar con el oficial. Le inventé que nos habíamos quedado en un hostel y que sólo fuimos a la Camper a buscar ropa para salir a correr pero no hubo caso, 200 NZ$ multa y nada de chocolate. Agachando la cabeza, más tarde fuimos y pagamos la multa en sus oficinas. Esa mañana, en seguida que se fue el policía nos fuimos a correr por la rambla de Wanaka. Divina rambla para correr, mucha más larga que la de Queenstown. La sensación que tuve mientras corría es que estaba metida dentro de una postal. Me impresionaban mucho las montañas, quizás porque en Queenstown las que había estaban llenas de vegetación y de vida, y en Wanaka eran montañas sin verde. Cuando veía el paisaje era como si viera una pared de una foto y yo ahí metida, sensación muy rara. Fuimos corriendo para el este, con hermosas vistas también. 

El camino por el cual corríamos en un momento se hizo muy pesado de vegetación y ya no veíamos ni lagos ni montañas, sino que teníamos matorrales de ambos lados y en el piso a cada metro habían agujeros en la tierra que llevaron a que Gastón se achique un poco y después me fui achicando yo, ya que me imaginaba que podía saltarnos cualquier cosa de ahí dentro. Dimos la vuelta y regresamos. Corrimos como una hora y media, lindo trayecto donde también aparecían banquitos cada tanto para sentarse y apreciar las vistas. Después nos bañamos en el hostel y nos fuimos a jugar a una placita que había en la rambla, muy muy linda.



Abandonamos Wanaka a las 11 de la mañana y emprendimos camino a Franz Josef. Hicimos una parada en un lugar donde había muchas rocas blancas sobre la ruta, todas empiladas y escritas. Ese día era el cumpleaños de mi sobrino, así que le elegí una piedra y le desee feliz cumpleaños en ella. En estos lugares los celulares no agarraban red de ningún tipo, así que fue mi forma de expresarme por no poder comunicarme en ese momento. Recorrimos el mar de Tasmania en cuya playa yacían muchas rocas escritas y restos de palmeras, dando una gran sensación de soledad.




Una vez que llegamos a Franz Josef nos quedamos en un camping muy coqueto, donde cada Camper tenía un lugar asignado rodeado de vegetación, muy selvático. A las 20 salimos a buscar agua pero todo estaba cerrado. En NZ todo cierra temprano y desaparece la gente. Al otro día, siendo nuestro 7mo día en NZ y estando en Franz Josef nos fuimos de excursión al Glaciar de Franz Josef.


Nos llevaron en helicóptero y todos equipados para el frío.
El equipamiento implicaba unas medias super gruesas, nunca antes  vistas, unas botas que pesaban como 1 kilo cada una, unos pinchos que se ataban a las botas y te salvaban de no resbalarte, un pantalón, una chaqueta y un bolsito. La caminata demoró como 3 horas e implicó escalar el glaciar no siendo fácil si no está uno preparado físicamente. Este paseo estuvo genial no sólo por viajar en helicóptero sino porque implicó meternos en cuevas de hielo desafiantes, subir y bajar el glaciar.

Luego de volver congelados, nos fuimos a las hot pools o piscinas de agua caliente para recuperar la temperatura. Salimos como nuevos y ya nos subimos en la Camper para irnos a Punakaiki.


Punakaiki es conocido por las pancakes rocks que son rocas enormes donde el agua fluye debajo de ellas, tirando chorros para arriba. También aprovechamos con Gastón y salimos a caminar por la playa y nos sacamos fotos con estas rocas, más bien islas ya que tenían vegetación sobre ellas, inclusive estando en la mitad del mar de Tazmania.






Después de Punakaiki nos fuimos directo a Christchurch, que es la cuidad más grande de la Isla Sur y  donde teníamos que devolver la Camper a la mañana siguiente para tomar el avión a la Isla Norte. En Christchurch quisimos visitar el centro pero como en febrero 2011 hubo un gran terremoto, toda la zona céntrica quedó destruida. No había nada más para hacer en la cuidad que recorrer alguna calle que otra en las afueras donde estábamos nosotros.
 El Holiday Park donde pasamos la noche en Christchurch estaba muy lindo. Cocinamos y aprovechamos para lavar la ropa…me salieron 2 ampollas por lavar a mano pero no queríamos gastar en máquina ya que íbamos a gastar sí o sí para secarla.










Al otro día nos fuimos de Christchurch a la Isla Norte (Auckland).

1 comentario:

  1. Excelente, la verdad es que le sacaron el jugo: helicoptero, glaciar, fiordos, montañas ... hermoso. Sigan disfrutando y compartiendo!
    besos

    Jime

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