Llegamos a Vietnam, un país con
más de 90 millones de habitantes. El 70% de la población de Vietnam vive en el
campo y su principal cultivo es el arroz.
En este país también se controla
la natalidad y se puede tener dos hijos por pareja. Como religión predomina el
budismo, como en todos los países asiáticos en general.
Aquí empezamos a ver un cambio
cultural importante. En Vietnam vamos a conocer principalmente seis ciudades:
Ho Chi Minh, Hoi An, Danang, Hue, Hanoi y Halong.
HO CHI MINH
Cuando Vietnam era colonia
francesa, Ho Chi Minh era la capital y la llamaban Saigon. Hoy en día, Ho Chi
Minh es la ciudad principal viviendo en ella alrededor de 10 millones de
habitantes.
El primer día no teníamos
excursión ya que se iba sumando gente al grupo en distintos horarios del día.
Los guías nuevos eran chiquitos de tamaño y muy agradables. Todos hablaban
español.
Fuimos hasta un supermercado para
armar un surtido. Antes de regresar se largó a llover salado, tanto que los
vietnamitas se acercaban a las ventanas para ver como el viento tiraba alguna
rama que otra. Después de que parara un poco nos fuimos al hotel y con nuestros
suministros de pringles, galletas y oreos nos quedamos en la habitación
aprovechando internet gratis. Por la noche probamos alguna cervecita que otra y
nos fuimos a la piscina del hotel que estaba en el último piso y era al aire
libre. Luego en la noche salimos a tomar algo cerquita del hotel. Estábamos
ubicados bastante céntricos. Nos sigue sorprendiendo que todo cierre temprano.
No pudimos cenar nada. Tan sólo tomar una cervecita en un bolichito y después
de una subida y bajada doble en ascensor, directo a la cama.
Estos túneles podían tener tres niveles de profundidad: tres, seis y diez
metros. Con una extensión bastante importante, en estos túneles tenían cocina,
dormitorio, sala de estudio, sala de reuniones, etc. Ahí adentro vivieron por años;
impresionante!
En todo el recorrido por la zona
de batalla te encontrabas con las entradas de los túneles. También vimos un
gran hueco en la tierra resultado de una bomba americana. El guía nos enseñó
las trampas usadas por los vietnamitas y nos explicó que no sólo las utilizaron
contra los americanos sino que también fueron trampas utilizadas contra los
franceses. Estas trampas fueron resultado de tener los vietnamitas armamento inferior a estos dos países. Aún en
Vietnam hay zonas donde hay bombas y al pasar sobre ellas explotan. Hoy en día
siguen habiendo muertes a causa de esto, independientemente que haya gente
trabajando para encontrarlas.
La primera en tirar fui yo y la sensación no
fue para nada agradable. Apenas apretabas el gatillo, un sonido muy fuerte te
ensordecía (y eso que tenía tapa oídos puestos) y sentías una vibración por
todo el cuerpo. Estuvo salado. Me retiré para atrás y no quise saber nada más
con disparar. Cedí mi lugar a Carlita que no sabemos cómo tiró como cinco tiros
seguidos de una vez y luego le tocó a Gastón que en forma tranquila como es él,
fue tirando tiro a tiro hasta que las balas se terminasen.
Siguiendo el recorrido por esta
zona de batalla nos metimos a uno de los túneles. Los mismos fueron agrandados
para el turista, pero son chicos igual, bien para el tamaño de los vietnamitas.
Casi sin aire y sudando muchísimo caminamos en cuatro patas hasta salir
nuevamente a la superficie. Aun no entiendo cómo hacían para vivir ahí adentro.
El ser humano es un ser de costumbre, así que somos capaces de acostumbrarnos a
lo que sea.
Culminado nuestra visita a Cu Chi
nos llevaron al museo de la guerra donde se exponían fotos muy fuertes.
Al salir del museo había una
sección que mostraba cómo eran las cárceles de los vietnamitas, simulando las
mismas con maquetas.
También te encontrabas con los aviones y tanques de
guerra.
Algo impresionante si se tiene capacidad de trasladarse a ese momento
de la historia.
Esa noche teníamos cena en un
crucero nuevamente pero por la bahía de Ho Chi Minh. Después de lo visto en el
día no estaba de ánimo para ir así que me quedé con Gastón en el hotel
descansando.
HOI AN
Al día siguiente nos tomamos un
avión hasta Danang, aeropuerto que utilizaban las fuerzas armadas norteamericanas
durante la guerra. Esta ciudad es conocida por ser la ciudad más afectada por
el agente naranja. Desde aquí tuvimos un traslado en ómnibus hasta la cuidad de
Hoi An donde nos quedamos cuatro noches.
Al día siguiente, con un calor
infernal, fuimos a la montaña de mármol. Esta montaña funciona como templo
budista y tiene estatuas de piedra por varios lugares.
Mojados en nuestro sudor de una
forma bien asquerosa, por fin fuimos a un destino refrescante, la playa! Nos
llevaron a “China beach”, ubicada en Danang.
HUÉ
Después de tres horas de ómnibus y
con una resaca importante llegamos a Hué. Esta ciudad es importante porque aquí
vivía la familia real en la época de las dinastías vietnamitas. Varias
construcciones antiguas de la época real mostraban la importancia de esta
ciudad, que era la capital de Vietnam antes de que fuera colonia francesa.
Aquí visitamos el mausoleo donde
se encuentra la tumba del último rey de Vietnam. Este gran parque arbolado con
estatuas de elefantes, caballos y guerreros fue construido por el mismo rey
diez años antes de su muerte. Las tumbas de otros miembros de su familia yacían
también en el mismo predio. El lugar no estaba bien mantenido para mi gusto, no
habiendo más de cien años desde la muerte de este rey. Sin mucha gracia de una
tumba de la otra, hicimos el recorrido marcado y nos fuimos a almorzar.
Nos llevaron a comer a un
restaurant bien lindo, sin aire acondicionado pero lindo. El menú consistía en
comida típica vietnamita donde camarones envueltos con pan rallado y fritos fue
lo más rico. Después de almorzar hicimos un paseo en barco por un río conocido
como el río perfumado. Dicen que por este río solía pasear el Rey buscando
relajarse. Su nombre se debe a que la gente de la zona prende inciensos que
están a la venta en sus orillas.
Al bajarnos del barco conocimos
otro templo, y su pagoda. Resulta que este templo vivía un monje que enseñaba
el budismo a niños pero se suicidó cuando le prohibieron seguir enseñando esa
religión. Tenía una campana grande que me empeciné con moverla y casi rompo
todo porque las maderas sobre las que está sostenida no están en condiciones
óptimas. Recorrimos este templo pero el calor se hacía tan insoportable que me
fui a regatear un helado.
Como último paseo del día estaba
marcada la visita a la Ciudad Imperial. Este paseo me encantó. Anteriormente
aquí vivían los reyes. Si me traslado a esa época bajo la ayuda de un cartel
que estaba colgado y te mostraba más o menos como era, sin lugar a dudas fue
una ciudad increíble. En las imágenes se veían elefantes por todos lados. Hoy
en día está vacía y no vive nadie en esta ciudad. Solo se puede apreciar la
presencia de dos elefantes que caminan
entre sus calles. Sus edificaciones también presenciaron los bombardeos de la
guerra, encontrándose destruidas muchas de ellas. Se podían observar puertas
exclusivas para el Rey, para su ejército y para los civiles. A su vez también
había edificaciones específicas para las visitas, para la familia o para alojar
a las concubinas que en ese tiempo el Rey tenía como cien!. Lagos que rodeaban
la ciudad imperial la hacían aún más linda.
Culminando nuestra visita a esta
ciudad imperial la lluvia se largó con todo y en el cielo se formaron dos arcoíris
que la cámara no logró capturar con exactitud pero quedamos fascinados con esa
última imagen en este lugar espectacular.
Volvimos en bus hasta Hoi An y a
dormir! Al día siguiente nos fuimos hasta la rambla donde nos metimos en un
mercado de frutas y todo tipo de comidas hasta que el olor nos echó. De ahí
recorrimos tiendas y tiendas pero ya sin dinero en mano. El viático de este
país se nos había terminado y recién descubríamos que hacían zapatos a medida!
Sin más que un suspiro que pasó rápidamente seguimos caminando por esta rambla
pintoresca hasta que se hizo la noche. Cruzamos el puente japonés donde
comerciantes se alojaban en los pisos iluminados por velitas, y lo cruzamos
nuevamente para ya emprender viaje de regreso al hotel. El día se terminaba y
nos esperaba la cama de dos plazas en nuestro cuarto gigantesco pero no muy
moderno.
Esa noche caminando hacia el
hotel nos dimos cuenta que al lado de éste había una tienda que vendía ropa
para hombres donde vimos pantalones, camisas y corbatas de muy linda calidad.
Intentando comunicarme con todo tipo de señas intenté preguntarle cuándo abría
y cuándo cerraba el local. El dueño no hablaba inglés ni tenía mucha capacidad
de interpretación. Le hice un dibujito en un papel donde a la izquierda había unas puertas abiertas y decía 9.00 A.M.
con un signo de interrogación, y luego a la derecha del papel otro dibujito de
dos ventanas cerradas con una cruz y 20:00 P.M. nuevamente con signo de
pregunta. El señor no entendía que le quería trasmitir con mi dibujo así que
empecé a actuar en la mitad de la calle. Mis clases de actuación de tercer año
de liceo presenciadas con las mellizas no sirvieron de mucho. Con mis macacadas
sólo llamé la atención del comerciante del negocio de al lado quién me dijo que
habrían a las 7 de la mañana.
Al día siguiente, teniendo como
hora de partida hacia el aeropuerto a las 9 de la mañana, no perdimos tiempo y a
las siete en punto estábamos para comprar y comprar. Seis pantalones, siete
camisas y nueve corbatas fue el resultado de estas dos horas matinales. Ahora
el señor Baroni no se puede quejar y tiene ropa para usar por años! Con un
bolsito re lindo que nos regaló el negocio, se guardó todas estas compras. Agarramos
las valijas y marchamos hacia el aeropuerto.
HANOI
Nos tomamos el vuelo hacia Hanoi,
capital de Vietnam. Después de un almuerzo horrible en KFC tuvimos nuestra
segunda visita académica. Esta vez tuvimos una charla en la Universidad de
Comercio Exterior de Hanoi, donde nos hablaron sobre la economía vietnamita
comparándola de vez en cuando con la de Uruguay. Muy didáctico pero soy de
aburrirme fácilmente con todo y el sueño acumulado de días y días no ayudaba a
que prestara mucha atención. Quienes me conocen en facultad saben que una de
mis formas de presenciar una clase es sentarme cómodamente y tirarme contra una
pared con los ojos cerrados y dejar que el inconsciente funcione a todo motor!
Je. Soy un desastre lo sé! Pero los exámenes los salvaba re bien!!!
Una vez que llegamos al hotel en
Hanoi, nos aprendimos otra vez el número de la habitación en la que nos
alojaríamos y en la que estarían nuestros amigos. Ya era tarea corriente pero
mareadora. Armamos la valija que se iba a quedar en el hotel y preparamos las
mochilas que viajarían con nosotros para la noche en barco por la bahía de Halong.
HALONG
De Hanoi bien tempranito nos
trasladaron en bus por tres horas hasta Halong. Esta ciudad es conocida como
una de las siete maravillas naturales del mundo, contando con una bahía llena
de formaciones rocosas. La bahía de Halong fue declarada por la Unesco como
patrimonio de la humanidad. Este lugar me hizo recordar a Milford Sound de NZ,
pero con bastante calor. El nombre de “Ha Long” significa dragón descendido en
vietnamita. Esto surge de una leyenda que viene de muchos años atrás. Resulta que
cuando Vietnam fue invadido por China hace muchos siglos, el cielo tras su
llamado de ayuda les envió dragones para ayudarlos en la batalla, construyendo
una muralla de piedras que impidió el avance de los chinos. Después cuenta la
leyenda que los dragones no quisieron volver al cielo y decidieron quedarse en
la bahía. De ahí el nombre de bahía de Halong.
El grupo fue dividido en dos y
nos tocó el barco más grande. Entramos a nuestro camarote y la sensación fue de
asombro y de felicidad. Rodeados de madera ahí estaba nuestra habitación con
baño privado. Tanto el baño como la habitación tenían una hermosa vista al mar.
Nos sentamos en nuestro balcón y nos quedamos minutos apreciando la vista.
Luego fuimos a almorzar al comedor donde un menú con bichos del mar nos esperó
y luego disfrutamos de las instalaciones del barco.
Después de una mini siestita
vinieron barquitos a buscarnos para llevarnos a cavernas que se formaron hace
miles de años en la bahía. La caverna que visitamos era enorme. Adentro estaban
las formaciones de rocas iluminadas con luces de varios colores. Caminamos como
media hora por ahí dentro y al salir nos sorprendimos aún más por la hermosa
vista que el lugar brindaba. Agua de color verde esmeralda rodeada de las rocas
altas y con vegetación sobre ellas hacían del lugar un punto mágico del viaje.
Después de sacar fotos y fotos, nos tomamos otro barquito que nos llevó hasta
una playa, donde el agua no tan limpia no invitaba a darse un chapuzón.
Decidimos subir al mirador. Muertos de calor subimos más de 400 escalones hasta
llegar a la cima. La vista panorámica que ofrecía este lugar hizo valer la pena
todo el sudor para llegar hasta allí. Descansamos en la cima y arrancamos a
bajar ya que era la hora de regresar al barco.
Llegamos nuevamente al barco y
estrenamos la ducha de nuestro camarote. Que placer fue darse una ducha en la
mitad del mar con vista a las formaciones rocosas que el lugar ofrece! Prontos
y renovados cenamos y después armamos un baile junto a todos nuestros
compañeros. Como sólo nos dejaban pasar la música hasta las 23 hs, el baile
siguió bajo las estrellas con una laptop y muchas latitas de cerveza y tragos
que metimos infraganti en el barco. Ni la lluvia impidió que algún borrachito
que otro deje de estar alegre y disfrutar de esta noche increíble. A las dos
horas que me acosté me levanté para ver si podía ver el amanecer desde el
barco. Obviamente Gastón roncaba y yo salí de la habitación a ver si se podía
ver algo. Con muchas nubes no hubo posibilidad de verlo así que me fui a dormir
nuevamente. De cualquier forma a los minutos igual me tenía que levantar para
bañarme, desayunar y salir a otro paseo en bote. Esta vez nos llevaron a ver
una laguna natural que se forma entre rocas a la cual accedimos en barquitos
donde un vietnamita remaba en la parte de atrás. Nos hicieron poner chalecos
salvavidas y arrancó el breve paseo de media hora a plena mañana. La entrada a
esta laguna era muy pintoresca porque pasábamos por debajo de una roca enorme.
Después de este paseo nos esperaba
un “brunch” en el barco donde papas, huevos y tallarines con salsa bolognese
fue ingerido por nuestro estómago siendo las 10 de la matina. Con la excusa de
que era día de malaria comimos como nunca y fuimos a armar las mochilas para
irnos a tierra firme. El agua nos agarró en todo el trayecto del barco hasta el
muelle y con paraguas fuimos corriendo hasta el autobús. Mojados nos esperaban tres horas más de bondi
hasta Hanoi.
HANOI
Llegamos al hotel y nuevamente
cambiamos de habitación. No importaba que hayamos estado ahí hace dos noches
atrás. Ahora nos asignaban nuevas habitaciones y otra vez a aprenderse en donde
estaban los amigos y uno mismo.
Esa tarde aprovechamos para salir
a pasear por la ciudad. El tránsito hacía imposible cruzar las calles pero nos
acostumbramos rápido. Resulta que aunque tengas la luz verde el tránsito no se
detiene y las motos no paran con la luz
roja. Para poder cruzar la calle uno se tiene que tirar, no parar y seguir
caminando. Las motos te ven y ellos te esquivan, pero uno no puede dudar en los
pasos a dar y no hay posibilidad de marcha atrás. Si llegas a parar, te pasan
por arriba.
En esta ciudad confirmamos que
todos los vietnamitas les gustan sentarse en banquitos extra pequeñitos, como
para niños uruguayos de tres años. Está lleno de lugares para comer en la calle
con mesitas y banquitos donde vietnamitas disfrutan su comida típica. A
nosotros no nos tentó sentarnos porque no nos gustó el olor que sentíamos, más
bien era nauseabundo y recurríamos al alcohol en gel sabor kiwi para poder
seguir caminando.
Esa noche recorrimos y sacamos
alguna foto que otra, pero regresamos temprano para dormir algo.
Al día siguiente el itinerario
marcaba varias actividades en el correr de la mañana. Comenzamos visitando el
mausoleo de Ho Chi Minh, héroe nacional que llevó a que Vietnam se
independizará. Este mausoleo fue un paseo que no repetiría nunca más en mi vida.
Con una cola enorme para ver el cuerpo de Ho Chi Minh embalsamado en un ataúd
abierto a sus visitantes, la seguridad era bastante exagerada. Después de
minutos y minutos de cola por fin logramos entrar a verlo. Reposando como si
estuviera dormido, ahí estaba el amigo Ho Chi con unas uñas bastante sucias se podría
decir. El recorrido fue a pocos metros de su cuerpo y caminamos en forma de U.
Alrededor de su cuerpo habían 6 soldados armados. Muy exagerado todo en este
lugar. Entramos y salimos rapidísimo. No me aportó nada de nada.
Después de ver al amigo fuimos a
visitar su casa. Una construcción sencilla en madera hizo que el paseo fuera de
agrado. Ho Chi Minh se murió hace pocos años, así que esta construcción no era
antigua.
Nuestro próximo paseo marcado en
el itinerario fue el templo de literatura. Este lugar era bastante grande donde
se podían visualizar cinco edificaciones. También se veían pilares de piedra en
donde se tallaban los nombres de quienes obtenían las mejores calificaciones.
Las edificaciones se utilizaban para distintos fines. En una de ellas se
dictaban los cursos, en otra se reunían los profesores, en otra se rendían los
exámenes, otra donde daban los resultados y por último había una edificación
donde se otorgaban los diplomas. En este lugar había símbolos vietnamitas
antiguos, tallados en arbustos. El lenguaje era similar al mandarín pero con
otro significado, de forma que los chinos no entendieran los mensajes que se
mandaban cuando los franceses colonizaron Vietnam. Por último pudimos observar
esculturas con los cuatro animales sagrados para Vietnam: la tortuga, el león,
el ave fénix y el dragón.
Después de estos paseos llegó el
último del día; el paseo en los cyclos que son bicicletas agarradas de un
asiento con techito para el turista, donde una o dos personas podían viajar.
Con Gastón fuimos en bicis separadas pero hicimos los recorridos juntos, en un
tour por la ciudad que duró más de media hora. El paseo estuvo genial porque
estuvimos metidos en el tráfico de esta
ciudad.
Después de aquí nos bajamos de
las bicis y nos fuimos a almorzar contra el lago Hoan Kiem con vista a un
puente rojo que conduce a otro templo pero que teníamos que pagar entrada para
pasar. Hay una leyenda sobre este lago
que dice que después de ganar una de las tantas batallas del pueblo vietnamita,
su Rey al pasear por este lago fue sorprendido por una tortuga gigante la que
le sacó la espada con la que venía luchando guerra tras guerra. La espada del
Rey nunca fue encontrada y la leyenda dice que esto sucedió porque los dioses
mandaron esa espada para luchar en la guerra pero que una vez concluida la
misma, la tortuga, uno de los cuatro animales sagrados en Vietnam, tuvo que
devolverla a los dioses.
Por la noche nos llevaron a un
restaurant buffet enorme donde había todo tipo de platos variados. Desde
gusanos, caracoles y hasta pajaritos recién nacidos tenías para comer. Lo
máximo que me animé a probar fue cangrejo. El resto de los platos me daban
nauseas.
Al día siguiente nos tocaba volar
hacia Camboya. Aprovechamos la mañana y a contra reloj mandamos nuestra segunda
encomienda del viaje. Con 17 kilos adentro de la caja enloquecimos a la oficina
de correo que para peor era un desorden descomunal. Luego de embalar la caja
con cinta adhesiva de forma que si se cae al mar no pueda entrar el agua, completamos unas
cuantas postales que mandamos para Montevideo. La encomienda llega en seis
meses y las postales en tres semanas. Esperemos que la caja llegue ya que tiene
muchos regalitos lindos!!!
De regreso en el hotel aprontamos
las valijas para nuestro próximo destino; Camboya.