Por fin salimos de China y
llegamos a Hong Kong. Aún no siendo un país independiente siendo cedido a China
en 1997, lo parece. Como colonia inglesa que era, sus costumbres están bien
arraigadas. Con más de un 95 % de su población proveniente de China, no es
China. Ya al llegar y que te reciban con educación y modales en todos lados te
habla que los ingleses hicieron un buen trabajo.
Otra vez empezamos a ver a los
autos circular por la derecha, contrario a China que se maneja igual que en Uruguay.
Como distinto a China encontramos
no sólo el tránsito, sino que también el idioma, hablando cantonés en lugar del
mandarín. También la moneda es distinta,
aquí se utiliza el dólar hong kong en vez del yuan. Con un capitalismo
bien marcado, viven muchos ingleses en Hong Kong y los chinos que viven aquí,
muchos de ellos repelen a los Chinos y se autollaman ingleses.
A lo contrario
de China, Hong Kong es un país abierto al mundo. Ahora Facebook y los blogs son
páginas que se pueden acceder y el gobierno no bloquea información en la red.
Hong Kong se compone de varias
islas. El hotel en el que nos hospedamos estos cuatro días estaba muy bien
ubicado, en la isla de Kowloon. Cerquita del hotel teníamos tres calles
paralelas y principales. Una de estas calles se dedicaba a vender todo aquello
electrónico, otra era de indumentaria deportiva y la última de ropa de chicas
en general. Los precios no estaban más baratos que en USA, pero sí
significativamente más baratos que en Uruguay.
La impresión que nos dio Hong
Kong es justamente lo que esperábamos ver de China. Con sus calles coloridas y
decoradas con carteles típicos, era agradable estar ahí.
Esa noche decidimos ir
con nuestros amigos en subte hasta la bahía de Hong Kong donde hacían un show
con láser y música.
Fue un tanto mágico presenciarlo, toda la bahía bailaba con
la música y todos los edificios y rascacielos hacían juegos distintos con las
luces, coordinados entre todos.
El cielo estaba despejado y la temperatura era
de agrado. Fue un show armónico, de pocos minutos pero muy disfrutable.
Sacamos alguna foto que otra al terminar el show y regresamos en subte hasta el
hotel.
Una vez vista esta bahía podemos
decir que vimos las cuatro bahías principales del mundo.
La de Sydney, la de Singapore, la de Shanghai y la de Hong Kong. Aún no sé con cual me quedo. Creo que con la de Sydney porque las otras tres como que fueron hechas a propósito para ser lo que son. Igual son todas distintas, cada una con un toque especial.
La de Sydney, la de Singapore, la de Shanghai y la de Hong Kong. Aún no sé con cual me quedo. Creo que con la de Sydney porque las otras tres como que fueron hechas a propósito para ser lo que son. Igual son todas distintas, cada una con un toque especial.
Nuestro segundo día empezó con
una visita académica. La Bolsa de Valores de Hong Kong nos esperaba!
Con ansias
de ver a muchos tipitos corriendo enloquecidamente para todos lados me llevé
una gran decepción. Mucha tranquilidad había en la sala que podíamos ver. Nos
dieron una charla de cómo ha evolucionado la bolsa de valores siendo hoy en día
una de las principales bolsas del mundo.
Con una recorrida mínima nos
mostraron unas máquinas que hacen el
seguimiento del mercado bursátil. Como me aburro fácil me entretuve sacando
fotos con unos carteles que simulaban la locura de la bolsa y las imágenes de
sus trabajadores en la época antigua.
Luego de almorzar nos llevaron a
conocer el Pico de Victoria.
Este lugar está a unos 400 metros al nivel del mar
y tiene una vista muy bonita de los rascacielos y puerto de Hong Kong.
En la tarde nos fuimos a un paseo
en unos barquitos llamados Sampan en el puerto de Aberdeen.
Estos barquitos nos
llevaron a ver las casas flotantes del lugar, que son barcos donde viven pescadores.
Alrededor de tres mil casas flotantes existen hoy siendo antes el doble. Muchos gatos y perros se veían arriba de estas “casas”, desenvolviéndose muy bien entre el agua y la madera.
Para terminar la jornada, el
último paseo de este día fue la Bahía de Repulse y el mercado de Stanley.
En esta bahía había un templo
también con dragones y todo tipo de construcción.
Al lado había una playa muy
linda de agua calma. Descansamos los pies en el agua y en la arena. Sin dudas,
no hay mejor sensación.
En el mercado de Stanley por
suerte no había necesidad de regatear y todo ya estaba a precio. Aquí compramos
el sable samurái para el tío de Gastón, Miguel. Caminando un poco más y
saliendo de este mercado se llegaba a un muellecito donde teníamos vista a uno
de los edificios más antiguos de la zona.
El último día en Hong Kong fue el
más cansador de todos. Como buenos uruguayos dejamos la encomienda para lo último.
Con la habitación más pequeña y una encomienda grande por delante, pusimos a
prueba las horas y horas dedicadas al tetris en nuestra infancia. Por supuesto
que nos arreglamos y con tres cajas nos sacamos como 45 kilos de arriba! La imagen
que tengo de esas cuatro horas armando la encomienda es muy graciosa. Con The
Cat Empire sonando la imagen es como aquel episodio de los Simpson donde Homero
tiene que meter a toda la familia y a todas las compras en el auto. Bueno, fue
algo parecido. Experiencia muy divertida y cansadora. Cada regalo fue con un
cartelito que dice a quién pertenece. También Íbamos anotando en un Excel para
llevar un control.
Con las tres cajas repletas
caminamos cinco cuadras eternas hasta el correo. Lleno de uruguayos enloquecidamente
mandando encomiendas antes que se cierre el correo, se fueron nuestras cajas
que llegarán en tres meses a Uruguay. Primera encomienda todo un éxito, ahora
sólo hace falta que llegue en buena condiciones.
Después de mandar la gran encomienda
no teníamos más fuerza ni ánimo de nada pero tuvimos que ponerle ganas porque
la cena en el crucero por la hermosa bahía de Hong Kong nos esperaba. Que linda
experiencia fue ir a este crucero! Yo comí de todo pero Gastón se sintió un
poco mal con el movimiento del mar.
Después de comer salimos a la terraza del
crucero donde otra vez observamos el show de luces de la bahía de Hong Kong. El
recorrido fue largo pero entretenido, y terminó con “dale a tu cuerpo alegría
macarena” en la pista de baile, jeje. Pasamos muy muy lindo!
Extrañando un poco más el hogar
me fui con el koala a armar nuevamente la valija.
Ya con valija pronta estamos listos para
Vietnam!
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