martes, 26 de junio de 2012

Hong Kong






Por fin salimos de China y llegamos a Hong Kong. Aún no siendo un país independiente siendo cedido a China en 1997, lo parece. Como colonia inglesa que era, sus costumbres están bien arraigadas. Con más de un 95 % de su población proveniente de China, no es China. Ya al llegar y que te reciban con educación y modales en todos lados te habla que los ingleses hicieron un buen trabajo.
Otra vez empezamos a ver a los autos circular por la derecha, contrario a China que se maneja igual que en Uruguay.

Como distinto a China encontramos no sólo el tránsito, sino que también el idioma, hablando cantonés en lugar del mandarín. También la moneda es distinta,  aquí se utiliza el dólar hong kong en vez del yuan. Con un capitalismo bien marcado, viven muchos ingleses en Hong Kong y los chinos que viven aquí, muchos de ellos repelen a los Chinos y se autollaman ingleses. 



A lo contrario de China, Hong Kong es un país abierto al mundo. Ahora Facebook y los blogs son páginas que se pueden acceder y el gobierno no bloquea información en la red.

Hong Kong se compone de varias islas. El hotel en el que nos hospedamos estos cuatro días estaba muy bien ubicado, en la isla de Kowloon. Cerquita del hotel teníamos tres calles paralelas y principales. Una de estas calles se dedicaba a vender todo aquello electrónico, otra era de indumentaria deportiva y la última de ropa de chicas en general. Los precios no estaban más baratos que en USA, pero sí significativamente más baratos que en Uruguay.

La impresión que nos dio Hong Kong es justamente lo que esperábamos ver de China. Con sus calles coloridas y decoradas con carteles típicos, era agradable estar ahí. 







Esa noche decidimos ir con nuestros amigos en subte hasta la bahía de Hong Kong donde hacían un show con láser y música. 
Fue un tanto mágico presenciarlo, toda la bahía bailaba con la música y todos los edificios y rascacielos hacían juegos distintos con las luces, coordinados entre todos. 
El cielo estaba despejado y la temperatura era de agrado. Fue un show armónico, de pocos minutos pero muy disfrutable. 

Sacamos alguna foto que otra al terminar el show y regresamos en subte hasta el hotel.





Una vez vista esta bahía podemos decir que vimos las cuatro bahías principales del mundo. 


La de Sydney, la de Singapore, la de Shanghai y la de Hong Kong. Aún no sé con cual me quedo. Creo que con la de Sydney porque las otras tres como que fueron hechas a propósito para ser lo que son. Igual son todas distintas, cada una con un toque especial.


Nuestro segundo día empezó con una visita académica. La Bolsa de Valores de Hong Kong nos esperaba! 
Con ansias de ver a muchos tipitos corriendo enloquecidamente para todos lados me llevé una gran decepción. Mucha tranquilidad había en la sala que podíamos ver. Nos dieron una charla de cómo ha evolucionado la bolsa de valores siendo hoy en día una de las principales bolsas del mundo.




Con una recorrida mínima nos mostraron  unas máquinas que hacen el seguimiento del mercado bursátil. Como me aburro fácil me entretuve sacando fotos con unos carteles que simulaban la locura de la bolsa y las imágenes de sus trabajadores en la época antigua.


Luego de almorzar nos llevaron a conocer el Pico de Victoria.
Este lugar está a unos 400 metros al nivel del mar y tiene una vista muy bonita de los rascacielos y puerto de Hong Kong. 


Para llegar hasta allí nos tomamos un teleférico que era como un mini tren e iba subiendo de una forma muy muy empinada.







En la tarde nos fuimos a un paseo en unos barquitos llamados Sampan en el puerto de Aberdeen. 
Estos barquitos nos llevaron a ver las casas flotantes del lugar, que son barcos donde viven pescadores.





Alrededor de tres mil casas flotantes existen hoy siendo antes el doble. Muchos gatos y perros se veían arriba de estas “casas”, desenvolviéndose muy bien entre el agua y la madera.


Para terminar la jornada, el último paseo de este día fue la Bahía de Repulse y el mercado de Stanley.
En esta bahía había un templo también con dragones y todo tipo de construcción. 




Al lado había una playa muy linda de agua calma. Descansamos los pies en el agua y en la arena. Sin dudas, no hay mejor sensación.

En el mercado de Stanley por suerte no había necesidad de regatear y todo ya estaba a precio. Aquí compramos el sable samurái para el tío de Gastón, Miguel. Caminando un poco más y saliendo de este mercado se llegaba a un muellecito donde teníamos vista a uno de los edificios más antiguos de la zona.

El último día en Hong Kong fue el más cansador de todos. Como buenos uruguayos dejamos la encomienda para lo último. Con la habitación más pequeña y una encomienda grande por delante, pusimos a prueba las horas y horas dedicadas al tetris en nuestra infancia. Por supuesto que nos arreglamos y con tres cajas nos sacamos como 45 kilos de arriba! La imagen que tengo de esas cuatro horas armando la encomienda es muy graciosa. Con The Cat Empire sonando la imagen es como aquel episodio de los Simpson donde Homero tiene que meter a toda la familia y a todas las compras en el auto. Bueno, fue algo parecido. Experiencia muy divertida y cansadora. Cada regalo fue con un cartelito que dice a quién pertenece. También Íbamos anotando en un Excel para llevar un control.
Con las tres cajas repletas caminamos cinco cuadras eternas hasta el correo. Lleno de uruguayos enloquecidamente mandando encomiendas antes que se cierre el correo, se fueron nuestras cajas que llegarán en tres meses a Uruguay. Primera encomienda todo un éxito, ahora sólo hace falta que llegue en buena condiciones.


Después de mandar la gran encomienda no teníamos más fuerza ni ánimo de nada pero tuvimos que ponerle ganas porque la cena en el crucero por la hermosa bahía de Hong Kong nos esperaba. Que linda experiencia fue ir a este crucero! Yo comí de todo pero Gastón se sintió un poco mal con el movimiento del mar. 




Después de comer salimos a la terraza del crucero donde otra vez observamos el show de luces de la bahía de Hong Kong. El recorrido fue largo pero entretenido, y terminó con “dale a tu cuerpo alegría macarena” en la pista de baile, jeje. Pasamos muy muy lindo!






Extrañando un poco más el hogar me fui con el koala a armar nuevamente la valija. 




El cuarto era imposible de entrar por el desbole post encomienda.

Ya con valija pronta estamos listos para Vietnam!

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